XVI Congreso nacional y VII Internacional de la Asociación de Estudios Japoneses en España

Las profesoras María Garcés García y Lourdes Terrón Barbosa han participado en el “XVI Congreso nacional y VII Internacional de la Asociación de Estudios Japoneses en España: «La imagen de Japón y el Japón de la imagen»”, desarrollado los días 25, 26 y 27 de septiembre de 2024 en la Facultad de Bellas Artes (Pontevedra, Universidade de Vigo).


«Explorando el Alma Japonesa: La Revalorización de Lafcadio Hearn y ‘Kokoro’ de Areceli Tinajero: una mexicana en Japón»

Pilar Garcés García (Universidad de Valladolid)

La obra “Kokoro: Hints & Echoes Of Japanese Inner Life ” de Lafcadio Hearn y “Kokoro: Una mexicana en Japón” de Araceli Tinajero ofrecen un fascinante estudio comparativo sobre la influencia cultural y literaria que se extiende a través del tiempo y el espacio. Ambas obras exploran la intersección entre dos mundos, a través de la experiencia personal de cada autor y su relación con el concepto de “kokoro”, que en japonés se refiere al corazón, mente o espíritu.

Lafcadio Hearn, un escritor irlandés-griego que vivió en Japón a finales del siglo XIX, es conocido por su profunda exploración de la cultura japonesa a través de sus obras. “Kokoro: Hints & Echoes Of Japanese Inner Life”, publicada en 1896, es una recopilación de ensayos y relatos que revelan la esencia del alma japonesa. Hearn utiliza la etnografía, el estudio descriptivo de una cultura desde la perspectiva del observador, para penetrar en la psique japonesa y mostrar cómo se refleja en sus tradiciones, costumbres y pensamientos. Araceli Tinajero, por otro lado, es una escritora mexicana que vivió en Japón en los años 80 y 90 del siglo pasado. En su obra “Kokoro: Una Mexicana en Japón”, publicada en 2012, Tinajero narra sus propias experiencias como una extranjera inmersa en la cultura japonesa. A través de la literatura de viajes, Tinajero comparte sus observaciones sobre la sociedad japonesa y reflexiona sobre cómo su identidad mexicana se entrelaza con su comprensión del “kokoro” japonés.

El método comparativo revela similitudes y diferencias entre ambas obras, destacando la continuidad de la influencia de Hearn en la visión de Tinajero. Ambos autores utilizan la escritura como medio para explorar y comprender una cultura diferente a la propia, buscando trascender las barreras lingüísticas y culturales para llegar al corazón de la experiencia humana. Uno de los artefactos culturales clave que une las obras de Hearn y Tinajero es el concepto de “kokoro”. Hearn examina este concepto desde una perspectiva más tradicional y folclórica, mientras que Tinajero lo aborda desde una experiencia más contemporánea y personal. Sin embargo, ambos reconocen la importancia de entender el “kokoro” como una clave para comprender la complejidad de la sociedad japonesa y su impacto en la vida cotidiana. La literatura de viajes se convierte en un vehículo para explorar las impresiones y reflexiones de ambos autores sobre Japón. Hearn, a través de sus relatos, transporta al lector a través del tiempo hacia el Japón del siglo XIX, mientras que Tinajero ofrece una visión más contemporánea y vivencial. Sin embargo, la conexión emocional con la tierra extranjera y la búsqueda de significado en las experiencias compartidas son elementos comunes en ambas narrativas.

En resumen, “Kokoro” de Lafcadio Hearn y “Kokoro: Una Mexicana en Japón” de Araceli Tinajero son obras que, a pesar de estar separadas por más de un siglo, comparten una profunda conexión en su exploración del corazón humano y la influencia de la cultura japonesa en la percepción de cada autor. A través del método comparativo, los artefactos culturales, la etnografía y la literatura de viajes, ambas obras revelan cómo el legado de Hearn sigue resonando en la experiencia contemporánea de Tinajero, demostrando así la perdurabilidad y la universalidad del “kokoro”.


«Viajeros, coleccionistas y escritores de Japón en Francia, Bélgica y México en el siglo XIX: de Siegfried Bing y el Art Nouveau a Juan José Tablada y el Japonismo»

Lourdes De Los Ángeles Terrón Barbosa (Universidad de Valladolid)

La irrupción definitiva de Japón en el panorama francés se produce a partir de 1868, cuando la restauración Meiji acaba con su aislamiento y abre por primera vez sus puertos al comercio exterior. Su arte llega a través de dos manifestaciones que representan dos miradas muy distintas de Japón sobre el mundo: la primera y más conocida en Europa, es el Ukiyo-e hanga, la estampa xilográfica, una manifestación popular que refleja el mundo burgués y frívolo de Edo; la segunda, la Escuela Rimpa, una manifestación más clásica y elitista del arte japonés, que enlaza con la tradición pictórica vinculada a la aristocracia. Ya en el siglo XVIII hay constancia en Paris de la presencia de estampas japonesas. Uno de los impulsores de la difusión del Ukiyo-e en Francia fue el libro de Dubois de Jancigny Japon, Indo-Chine, Empire Birman que, publicado en 1850, contaba con reproducciones de estampas japonesas, hasta entonces prácticamente desconocidas en el país (Dorival, 1977: 27).

El japonismo nació así, de la fascinación que ejercían los libros, estampas y otros objetos artísticos que venían de este país lejano y que suscitaban un verdadero furor en toda Europa. Es a través de las grandes exposiciones universales en las que todos los países invitados del mundo presentan su mejor rostro político, económico y cultural, como hará su aparición y entrada en Europa el País del Sol Naciente, en 1862. Inicialmente, será Londres la primera ciudad europea escogida. Pero es sobre todo en París, en abril de 1867. En este momento París atrajo la visita de numerosas personalidades oficiales de diferentes países, entre ellos, el rey y la reina de Bélgica, el Zar Alejandro II, Luis II de Baviera y desde Japón viajó el príncipe Tokugawa Akitake (1853-1910), que vino a Europa durante un año. Su visita a Bélgica tuvo lugar del 24 de septiembre al 9 de octubre de 1897 y se encontró en Bruxelles con la familia real belga. Es el momento del descubrimiento, entre muchas maravillas, de las lacas, las armaduras, los vestidos, las sedas japonesas, la cerámica y, para la mayoría de los artistas apasionados por el arte, las estampas de la escuela ukiyo-e, prácticamente desconocidas en Europa.

El papel que han jugado en la difusión del japonismo en Francia determinados viajeros coleccionistas, críticos y escritores precisa, también, de un estudio minucioso y detallado por las mismas razones. Son ellos quienes, sin haber sido necesariamente conscientes de su importancia, han definido las grandes líneas de este interés y curiosidad por Japón y quienes, a través de sus publicaciones y la organización de diferentes exposiciones han jugado un papel determinante en la elaboración de criterios de selección del arte japonés introduciendo, también, una escala de valores en los mismos. Centraremos nuestro análisis y atención en la explicación de la obra crítica y creativa y en la labor que ha desempeñado Siegfried Bing.